Cut the Jazz

Es un ritmo constante, monótono, de precisión rigurosa.
Cada ciclo se completa de forma inexorable, inalterable, inquebrantable, aún a sabiendas de que se producirá, no hay alternativas.
Es dueño y señor de la razón y a la vez de la sinrazón, es un telón que absorbe los siete colores, dejando una cantidad de luz muchas veces insuficiente para avanzar.
Solo durante unos minutos se hace deseable, su veneno ya esta inoculado, todo empieza a perder saturación, el diafragma se cierra poco a poco.
Los telones fibrosos lo envuelven todo, la miopatía es cuantitativamente proporcional a la hipocresía que me rodea.
La sensación de llevar el timón, dura justo lo necesario para creer que soy el timonel.
Su babaza salpica todo motivo o denuedo vital, a veces de forma contundente, otras solo lo necesario para que desmerezca el timón.
Todos los mares he hendido, huracanes, tempestades, inclemencias y benignidades han sido atravesadas, unas veces con más éxito, otras con menos, cuando la ingeniería que cíclicamente me esclaviza es de tal precisión, la babaza deja cristalinas pesadillas que anuncian que todo esta bajo su gobierno, incluso el éxito durante la travesía.

¿Es el miedo a volar, o el miedo a la grandiosidad de la libertad lo que hace que ciertas aves vean su primer y su último ocaso en el mismo árbol?

Si el último amarre ya esta calculado, solo el desastre podrá impedirlo, en cualquier caso, el telón ha triunfado mucho antes del penúltimo viaje.
Su único talón de Aquiles, es su ritmo, a la vez es firme, poderoso, solo rompiéndolo se produce una correcta obturación de las pupilas que pueden ofrecernos nuevas razones para seguir navegando.